martes, 17 de abril de 2012

reseña critica

Amigos, y confidencias

Obra: el hallazgo (libro, el porvenir de mi pasado)
Autor: Mario Benedetti
Editorial: punto de lectura
Publicado en el año 2003.
 En la pagina de internet http://www.alianzabolivariana.org/pdf/benedettiel_porvenir_de_mi_pasado.pdf  esta en la pagina 12.

En la lectura podemos encontrar una cotidianidad entre dos personas que se conocen bien y desde hace tiempo. Genaro y Fermín, conocidos desde hace tiempo. En sus encuentros los sábados en un determinado café, donde recordaban el pasado, elogiaban el presente, y hacían suposiciones sobre el futuro. En ocasiones estas conversaciones se tornaban algo trascendentales, y de aquellas conversaciones se produjo un desenlace de algún modo trágico y sublime a la ves.
El escritor consigue generar en mí un escalofrió al termino de la lectura, posiblemente por la curiosidad que genera la vida después de la vida, o también me da una alerta sobre el poder de las palabras, de una conversación, que para nosotros puede ser simplemente una más, pero para el otro puede significar un cambio drástico en la vida. Esta lectura me pareció muy buena ya que aunque como personas mortales no podemos alterar muchas cosas es bueno creer que más allá podremos seguir sintiendo como lo hacemos ahora.

Cindy Paola Espitia Buitrago
Grupo 14
Martes 10.15 am        

lunes, 26 de marzo de 2012

clases de textos

TEXTO NARRATIVO


Hernando Téllez
(Colombia, 1908-1966)
Espuma y nada más
         No saludó al entrar. Yo estaba repasando sobre una badana la mejor de mis navajas. Y cuando lo reconocí me puse a temblar. Pero el no se dio cuenta. Para disimular continué repasando la hoja. La probé luego sobre la yema del dedo gordo y volví a mirarla contra la luz. En ese instante se quitaba el cinturón ribeteado de balas de donde pendía la funda de la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero y encima colocó el kepis. Volvió completamente el cuerpo para hablarme y, deshaciendo el nudo de la corbata, me dijo: “Hace un calor de todos los demonios. Aféiteme”. Y se sentó en la silla. le calculé cuatro días de barba. Los cuatro días de la última excursión en busca de los nuestros. El rostro aparecía quemado, curtido por el sol. Me puse a preparar minuciosamente el jabón. Corté unas rebanadas de la pasta, dejándolas caer en el recipiente, mezclé un poco de agua tibia y con la brocha empecé a revolver. Pronto subió la espuma “Los muchachos de la tropa debep tener tanta barba como yo”. Seguí batiendo la espuma. “Pero nos fue bien, ¿sabe? Pescamos a los principales. Unos vienen muertos y otros todavía viven. Pero pronto estarán todos muertos”. “¿Cuántos cogieron?” pregunté. “Catorce. Tuvimos que internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la están pagando. Y no se salvará ni uno, ni uno”. Se echó para atrás en la silla al verme la brocha en la mano, rebosante de espuma Faltaba ponerle la sábana. Ciertamente yo estaba aturdido. Extraje del cajón una sábana y la anudé al cuello de mi cliente. El no cesaba de hablar. Suponía que yo era uno de los partidarios del orden. “El pueblo habrá escarmentado con lo del otro día”, dijo. “Sí”, repuse mientras concluía de hacer el nudo sobre la oscura nuca, olorosa a sudor. “¿Estuvo bueno, verdad?” “Muy bueno”, contesté mientras regresaba a la brocha. El hombre cerró los ojos con un gesto de fatiga y esperó así la fresca caricia del jabón. Jamás lo había tenido tan cerca de mí. El día en que ordenó que el pueblo desfilara por el patio de la escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, me crucé con él un instante. Pero el espectáculo de los cuerpos mutilados me impedía fijarme en el rostro del hombre que lo dirigía todo y que ahora iba a tomar en mis manos. No era un rostro desagradable, ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía mal. Se llamaba Torres. El capitán Torres. Un hombre con imaginación, porque ¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes desnudos y luego ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una mutilación a bala? Empecé a extender la primera capa de jabón. El seguía con los ojos cerrados. “De buena gana me iría a dormir un poco”, dijo, “pero esta tarde hay mucho qué hacer”. Retiré la brocha y pregunté con aire falsamente desinteresado: “¿Fusilamiento?” “Algo por el estilo, pero más lento”, respondió. “¿Todos?” “No. Unos cuantos apenas”. Reanudé de nuevo la tarea de enjabonarle la barba. Otra vez me temblaban las manos. El hombre no podía darse cuenta de ello y ésa era mi ventaja. Pero yo hubiera querido que él no viniera. Probablemente muchos de los nuestros lo habrían visto entrar. Y el enemigo en la casa impone condiciones. Yo tendría que afeitar esa barba como cualquiera otra, con cuidado, con esmero, como la de un buen parroquiano, cuidando de que ni por un solo poro fuese a brotar una gota de sangre. Cuidando de que en los pequeños remolinos no se desviara la hoja. Cuidando de que la piel, quedara limpia, templada, pulida, y de que al pasar el dorso de mi mana por ella, sintiera la superficie sin un pelo. Sí. Yo era un revolucionario clandestino, pero era también un barbero de conciencia, orgulloso de la pulcritud en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba para una buena faena.
         Tomé la navaja, levanté en ángulo oblicuo las dos cachas, dejé libre la hoja y empecé la tarea, de una de las patillas hacia abajo. La hoja respondía a la perfección. El pelo se presentaba indócil y duro, no muy crecido, pero compacto. La piel iba apareciendo poco a poco. Sonaba la hoja con su ruido característico, y sobre ella crecían los grumos de jabón mezclados con trocitos de pelo. Hice una pausa para limpiarla, tomé la badana, de nuevo yo me puse a asentar el acero, porque soy un barbero que hace bien sus cosas. El hombre que había mantenido los ojos cerrados, los abrió, sacó una de las manos por encima de la sábana, se palpó la zona del rostro que empezaba a quedar libre de jabón, y me dijo: “Venga usted a las seis, esta tarde, a la Escuela”. “¿Lo mismo del otro día?”, le pregunté horrorizado. “Puede que resulte mejor”, respondió. “¿Qué piensa usted hacer?” “No sé todavía. Pero nos divertiremos”. Otra vez se echó hacia atrás y cerró los ojos. Yo me acerqué con la navaja en alto. “¿Piensa castigarlos a todos?”, aventuré tímidamente. “A todos”. El jabón se secaba sobre la cara. Debía apresurarme. Por el espejo, miré hacia la calle. Lo mismo de siempre: la tienda de víveres y en ella dos o tres compradores. Luego miré el reloj: las dos veinte de la tarde. La navaja seguía descendiendo. Ahora de la otra patilla hacia abajo. Una barba azul, cerrada. Debía dejársela crecer como algunos poetas o como algunos sacerdotes. Le quedaría bien. Muchos no lo reconocerían. Y mejor para él, pensé, mientras trataba de pulir suavemente todo el sector del cuello. Porque allí sí que debía manejar coro habilidad la hoja, pues el pelo, aunque es agraz, se enredaba en pequeños remolinos. Una barba crespa. Los poros podían abrirse, diminutos, y soltar su perla de sangre. Un buen barbero como yo finca su orgullo en que eso no ocurra a ningún cliente. Y éste era un cliente de calidad. ¿A cuántos de los nuestros había ordenado matar? ¿A cuántos de los nuestros había ordenado que los mutilaran? ... Mejor no pensarlo. Torres no sabía que yo era un enemigo. No lo sabía él ni lo sabían los demás. Se trataba de un secreto entre muy pocos, precisamente para que yo pudiese informar a los revolucionarios de lo que Torres estaba haciendo en el pueblo y de lo que proyectaba hacer cada vez que emprendía una excursión para cazar revolucionarios. Iba a ser, pues, muy difícil explicar que yo lo tuve entre mis manos y lo dejé ir tranquilamente, vivo y afeitado.
         La barba le había desaparecido casi completamente. Parecía más joven, con menos años de los que llevaba a cuestas cuando entró. Yo supongo que eso ocurre siempre con los hombres que entran y salen de las peluquerías. Bajo el golpe de mi navaja Torres rejuvenecía, sí; porque yo soy un buen barbero, el mejor de este pueblo, lo digo sin vanidad. Un poco más de jabón, aquí, bajo la barbilla, sobre la manzana, sobre esta gran vena. ¡Qué calor! Torres debe estar sudando como yo. Pero él no tiene miedo. Es un hombre sereno que ni siquiera piensa en lo que ha de hacer esta tarde con los prisioneros. En cambio yo, con esta navaja entre las manos, puliendo y puliendo esta piel, evitando que brote sangre de estos poros, cuidando todo golpe, no puedo pensar serenamente. Maldita la hora en que vino, porque yo soy un revolucionario pero no soy un asesino. Y tan fácil como resultaría matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? No, ¡qué diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con ello? Pues nada. Vienen otros y otros y los primeros matan a los segundos y éstos a los terceros y siguen y siguen hasta que todo es un mar de sangre. Yo podría cortar este cuello, así, ¡zas! No le daría tiempo de quejarse y como tiene los ojos cerrados no vería ni el brillo de la navaja ni el brillo de mis ojos. Pero estoy temblando como un verdadero asesino. De ese cuello brotaría un chorro de sangre sobre la sábana, sobre la silla, sobre mis manos, sobre el suelo. Tendría que cerrar la puerta. Y la sangre seguiría corriendo por el piso, tibia, imborrable, incontenible, hasta la calle, como un pequeño arroyo escarlata. Estoy seguro de que un golpe fuerte, una honda incisión, le evitaría todo dolor. No sufriría. ¿Y qué hacer con el cuerpo? ¿Dónde ocultarlo? Yo tendría que huir, dejar estas cosas, refugiarme lejos, bien lejos. Pero me perseguirían hasta dar conmigo. “El asesino del Capitán Torres. Lo degolló mientras le afeitaba la barba. Una cobardía”. Y por otro lado: “El vengador de los nuestros. Un nombre para recordar (aquí mi nombre). Era el barbero del pueblo. Nadie sabía que él defendía nuestra causa...” ¿Y qué? ¿Asesino o héroe? Del filo de esta navaja depende mi destino. Puedo inclinar un poco más la mano, apoyar un poco más la hoja, y hundirla. La piel cederá como la seda, como el caucho, como la badana. No hay nada más tierno que la piel del hombre y la sangre siempre está ahí, lista a brotar. Una navaja como ésta no traiciona. Es la mejor de mis navajas. Pero yo no quiero ser un asesino, no señor. Usted vino para que yo lo afeitara. Y yo cumplo honradamente con mi trabajo... No quiero mancharme de sangre. De espuma y nada más. Usted es un verdugo y yo no soy más que un barbero. Y cada cual en su puesto. Eso es. Cada cual en su puesto.
         La barba había quedado limpía, pulida y templada. El hombre se incorporó para mirarse en el espejo. Se pasó las manos por la piel y la sintió fresca y nuevecita.
         “Gracias”, dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la pistola y del kepis. Yo debía estar muy pálido y sentía la camisa empapada. Torres concluyó de ajustar la hebilla, rectificó la posición de la pistola en la funda y, luego de alisarse maquinalmente los cabellos, se puso el kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo unas monedas para pagarme el importe del servicio. Y empezó a caminar hacia la puerta. En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose me dijo:
         “Me habían dicho que usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo”. Y siguió calle abajo.

INFORMATIVO


Pese a la lluvia, 20.000 personas disfrutaron el desfile inaugural de la fiesta del Teatro.

A las 2 de la tarde, ríos humanos atravesaban la carrera 7a. con calle 19, a la espera de conseguir el mejor puesto para disfrutar del tradicional desfile que se tomó el sábado el centro bogotano para dar inicio al XIII Festival Iberoamericano de Teatro.
"Me pegué una lavada la macha, pero no me importó, me gocé la presentación", contó Mónica Serrano, una de las asistentes. El aguacero no amainó los ánimos del público, pero sirvió para que algunos ambulantes se hicieran su 'agosto' en marzo con la venta de capas plásticas a 1.000 pesos. Este año y por las obras que se adelantan en la calle 26, la caravana artística partió de la plazoleta de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Luego, tomó la calle 23 para desembocar en la carrera 7a. Allí, unas 20.000 personas apostadas en los andenes, en las esquinas y en una tarima ubicada en el parque de las Nieves (carrera 7a. con calle 20) disfrutaron de la fiesta.
Máscaras de colores, trajes de lujo y personajes sacados como de un cuento para niños hicieron parte del desfile.
Más de 2.000 artistas desfilaron por la carrera 7a. y sobre las 5 de la tarde llegaron a la plaza de Bolívar.
A esa hora, empezaron los primeros acordes de la orquesta Casablanca Big Band, que deleitó al público con un sentido homenaje al compositor costeño Lucho Bermúdez, en la conmemoración de los 100 años de su natalicio.
Luego saltó al escenario Totó La Momposina, quien cerró con broche de oro uno de los primeros eventos multitudinarios del festival.

TEXTO ARGUMENTATIVO

El retorno de Uribe; retoño de un clamor popular

Por: Paloma Valencia Laserna

Somos muchos los que celebramos la decisión del expresidente Uribe de volver a la política. Las dificultades que vive el país, la ambigüedad en la política del Presidente Santos y la ausencia de liderazgo en el grupo muy significativo de uribistas inconformes; eran llamados que Uribe tenía que atender.

Pese a las críticas que se hacen del anterior gobierno hay una característica innegable: las decisiones siempre fueron claras, precedidas de discusiones y la oposición fue beligerante en la defensa de sus convicciones. Todo esto contrasta con este gobierno donde predomina el silencio. La oposición del Polo está disminuida y el resto de los partidos se han sumido en la Unidad Nacional, salvo algunas voces aisladas. Así que, en este gobierno se toman decisiones sin discusión y es muy difícil predecir sus acciones futuras. Aquello no es bueno para una democracia, pues la representatividad tiene que ser combinada con el debate político de los asuntos que nos interesan a todos. 

Más aún cuando el Presidente Santos decidió cambiar el alcance del mandato con el que fue elegido. La mayoría de los votantes de Santos lo acompañaron porque se suponía sería el sucesor de Uribe; se encargaría de continuar sus políticas y su forma de gobierno. Sin embargo, Santos decidió apartarse de manera definitiva de los asuntos que los uribistas consideran más importantes, y optar por líneas de gobierno distintas. Aún si dejamos de lado la discusión en torno a si se ajusta a la democracia abandonar los postulados esenciales que se le prometieron a los electores, se hace evidente que estamos ante el surgimiento de una oposición muy peculiar. No es un partido de oposición o de opositores -entre otras porque los más satisfechos con Santos son quienes no votaron por él- es un grupo de los propios electores  inconformes que requieren una voz que los represente y exprese sus discrepancias. 

El Ex presidente Uribe va a ser esa voz de quienes aún habiendo votado por Santos, hoy no se sienten representados por él, y tampoco por la sinuosa Unidad Nacional que comparte características con el camaleón. El debate político debe resurgir. Colombia tiene una democracia que se esfuerza por madurar y hacerse cargo, cada vez más, de los asuntos que le conciernen. Así que la presencia de Uribe será un fenómeno que traerá equilibrio ante un gobierno que no tiene contradictor; será posible conocer con claridad argumentos a favor y en contra de las decisiones gubernamentales, ampliar el espectro de los problemas, evaluar miradas alternativas y Santos tendrá que asumir posiciones más precisas. Esto redundará en beneficio del país.

Se habla, por ejemplo, de diálogos de paz; se especula que Santos está haciendo aproximaciones, pero no se sabe cómo ni con quién o con qué fin. Este es un tema muy delicado; el narcoterrorismo de las Farc nos ha afectado a todos, y en esa medida, la solución nos corresponde como colectivo. Por la iniciativa que adelanta Roy Barreras pareciera que Santos busca un acuerdo político que supondría el perdón y olvido de todos los crímenes de las narcoguerrillas, lo que sería un doloroso retroceso hacia un tipo de negociación que el país ya superó. 

La política de las concesiones y privilegios para los violentos tuvo coto final en la negociación con los Paramilitares, que fueron obligados por la Ley de Justicia y Paz, a verdad, justicia y reparación, y a la pérdida de sus derechos políticos. Eso es lo mínimo que se le puede exigir a los otros grupos violentos. No es aceptable que el asesinato, el secuestro, la voladura de pueblos y el terrorismo sean bonificados por los afanes de protagonismo de los gobernantes.

Este es tan sólo uno de los grandes temas que requiere examen, pero hay muchos otros: el fuero militar, las relaciones con Chávez y los regimenes de tintes autoritarios que nos rodean, el manejo del agro; sólo por citar algunos. Uribe encarnará el clamor de quienes hasta hoy, pese a constituir una poderosa fuerza popular, no tenían voz en el debate público.

@PalomaValenciaL
  • Elespectador.com| Elespectador.com




martes, 13 de marzo de 2012

SEMANA 5

Comunicación
es el proceso de intercambio de ideas, entre dos o más agentes, de información con una intención clara. Para que exista un acto comunicativo  deben estar presentes 10 elementos que son: referente, emisor, mensaje, código, canal, destinatario, decodificación, ruido, retroalimentación y contexto.
ya conociendo las generalidades de la comunicación es necesario enfocarnos en el código ya que este se divide en cuatro que serian: el lingüístico; en el que aparece el lenguaje, las palabras. el segundo código es el paralingüistico, en este están los sonidos que tienen algún significado, tonos y ritmos de voz, etc. el tercer código es el kinesico, en el que se escuentran los movimientos cotporales y gestos. y el ultimo codigo es el visual, aquel que usa imagenes para comunicarce.
entrando más profundo al código lingüistico este exige una lengua estandar, que es el idioma con las reglas que se deben cumplir, en el caso de Colombia nos regimos por la real academia de la lengua española, este codigo se divide en 3 modalidades oralidad, escritura y escritura digital o hipertextual.


Comprensión de lectura 
leer es decodificar un texto escrito, comprenderlo y opinar sobre él, a la hora de hacer la decodificación se debe hacer en conjunto, para entender la globalidad del texto. para ayudar a una buena decodificación el escritor cuenta con señales para orientar el curso del pensamiento, como lo son los conectores, los signos de puntuación y otros recursos más graficos.
la lectura a su vez tiene diferentes niveles de comprensiòn, el literal, el inferencial, y el critico intertextual. 
para mejorar la lectura es necesario practicar usando una estrategia, y siendo constante con ella.

CINDY PAOLA ESPITIA_______________________14 
  

martes, 6 de marzo de 2012

SEMANA 4

Que es leer?
leer es la comunicación que establecemos con un escritor, donde este nos expone sus ideas, y sus argumentos.
se podría decir que es la codificación de un texto, entendiendo que surgió de la inventiva de otra persona.

Cual es el secreto de una lectura eficaz?
comprender, no solo quedarse en la decodificación, tambien establecer un dialogo con el escritor, para esto lo mejor es concentrarce y darle su espacio a la lectura

Como iniciar la lectura de un texto?
debemos tener presente referentes de lo que vamos a leer, como el tema, el autor y lo que podamos conocer de él, el tiempo en el que se escribió (si es posible) y tener claro lo que esperamos del texto; lectura de pasatiempo, lectura de consulta, o lectura científica.

Como aumentar mi velocidad de lectura?
en la lectura la autora nos da varias técnicas, pero, lo más importante en todas es la constancia. ya se ha establecido que tanto el cerebro como los ojos son músculos que entre más se usen más se van a desarrollar así que si leemos con mayor frecuencia, mejor leeremos    

Como hacer preguntas a un texto?
a lo largo de la vida los seres humanos adquirimos conocimiento, ya sea por experiencia propia o porque terceros nos  enseñan; a la hora de leer un texto tenemos en nuestra mente conocimientos previos al tema y no es posible evitar comparar los conocimientos nuevos con aquellos que están, en este punto el lector debe comparar los argumentos y complementar la información con la que se va ha quedar.

Como resumir un texto con mis propias palabras?
en mi opinión para poder resumir un texto es necesario haberlo entendido, en mi caso particular en ocasiones debo releer algunas partes para entenderlo mejor, y cuando ya logro entenderlo soy capaz de sintetizarlo en palabras que me sean más familiares

Cindy Paola Espitia Buitrago_____________________14
    
 

lunes, 5 de marzo de 2012

SEMANA 2

LEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN

Emisor: la mujer
Referente: pedir ayuda
Mensaje: ¡pronto condorito, salva a mi mamá!... ¡apúrate!
Código: español
Canal: el viento
Destinatario: condorito
Decodificación
Ruido: olas del mar
Retroalimentación: ¡la novedad del año!... hasta los cachalotes sufren calambres.
Contexto: la playa


PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN

Problemas de comunicación 

Los principales problemas de comunicación serán la falta de interés, la idea de hacer las cosas por hacerlas y no porque se quieran hacer.

El paso por la universidad para algunos estudiantes es mas un protocolo a seguir o una obligación impuesta por la sociedad, en una cadena de eventos que se deben realizar en su vida, por esa causa su falta de interés por obtener información y alimentar su conocimiento; claro existen muchas excepciones que buscan conocimiento y aprovechan cada evento en su vida para aprender algo nuevo. Esto por parte de los estudiantes pero así como existen estudiantes mediocres existen profesores que por hacer más hacen menos, que por estar con su pensamiento de como debe ser un buen estudiante se pierden la experiencia de construir conocimiento junto con sus estudiantes, posiblemente le temen a la idea de ser superados pos sus estudiantes y en ocasiones sin darse cuenta los sabotean, pero como en todo son pocos pero sus efectos son más recordados y encasillan a todo el gremio de profesores.        

 Cindy Paola Epitia___________14

PRESENTACION

Mi nombre es Cindy Paola Espitia, estoy en segundo semestre de diseño y produccion de modas; como fortaleza para comenzar el curso no sabria que decir, no me gusta mucho la lectura, pero me empeño en entender con claridad todo lo que leo; en cuanto a la redaccion busco que mis palabras tengan coherencia  estetica, se vean y se escuchen bien.    


CINDY PAOLA ESPITIA BUITRAGO           GRUPO14